Vetusta Morla se ha ganado a pulso un lugar privilegiado en la banda sonora de nuestra vida. Ser el sonido ambiente de muchos de nuestros recuerdos es algo que no podemos pasar por alto y, sin duda alguna, un papel al que no todo el mundo puede optar.
Las consecuencias se pueden resumir en una simple frase: viajes en el tiempo. Y es que, cuando las canciones de un grupo te han acompañado durante tantos momentos a lo largo de tu vida, inmediatamente pasan a convertirse en pequeños sortilegios que te transportan a otra dimensión en cuestión de segundos.
El Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife fue testigo de la magia que desprendieron los de Tres Cantos que, aun retrasándose media hora respecto a la hora prevista, pudieron sentir la energía de un público dispuesto a darlo todo desde el primer momento.
Por delante nos quedaba un repertorio de 16 canciones que, prácticamente, podía considerarse como un repaso de la magnífica trayectoria musical que han ido labrándose estos madrileños.
Uno de los aspectos que debemos destacar de los conciertos de Vetusta Morla es lo frenético que puede llegar a ser el ritmo de sus actuaciones. Es evidente que Pucho arrastra masas y que contar con una banda que se sincroniza así de bien con su frontman es una auténtica delicia.
Las sensaciones que se transmiten entre el público son tan puras que casi se podrían tocar. Emociones a flor de piel que actúan como el catalizador perfecto para todo lo que se vive dentro de sus increíbles directos.
Si además le sumamos a todo esto un arsenal de elementos audiovisuales escogidos con el mejor de los gustos, tendremos ante nosotros los ingredientes del mejor cóctel creado jamás en un escenario.
Somos conscientes de que encontrarnos de frente con los abanderados de nuestros recuerdos nubla un poco nuestro juicio, pero sólo nos hizo falta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que, sencillamente… no éramos los únicos.