'Misterioso asesinato en Manhattan' de Woody Allen

Cuando la gente piensa en literatura lo primero que se les viene a la cabeza suelen ser las novelas. Son muchos los géneros que quedan relegados a un segundo plano, y son muchas las personas que acudimos a ellos cuando la prosa comienza a aletargarnos. En este caso, decidí hacer una especie de experimento y combinar dos de los productos culturales que más disfruto en mi tiempo libre: la literatura y el cine.

Gracias a la influencia que ejerció en mí mi antiguo profesor de teatro, el cine de Woody Allen se ha ido convirtiendo, con el devenir de los años y el visionado de muchas de sus películas, en una auténtica fuente de disfrute personal. Mi rutina en torno a este tema seguía siempre las mismas pautas: veía las películas y, seguidamente, devoraba los guiones.

He de reconocer que la lectura de guiones es algo que me apasiona, ya que el lenguaje audiovisual siempre me ha parecido una manera muy curiosa de contar una historia. Sustituir de vez en cuando al narrador clásico por la maestría de un buen texto cinematográfico y una sabia elección de planos, es una experiencia que recomiendo a cualquier persona.

En esta ocasión decidí invertir mi pequeño ritual y acercarme por primera vez a Misterioso asesinato en Manhattan a través del texto. Mi imaginación contaba con la ventaja de no poseer ninguna referencia previa, tanto en la temática del guión, como en la grabación de la película; cosa que agradecí enormemente.

Misterioso asesinato en Manhattan cuenta la historia de Larry Lipton (Woody Allen), un editor neoyorquino algo neurótico y con predisposición a las excentricidades (cualidades propias de los personajes de Allen), que vive junto con su mujer Carol (Diane Keaton), una ex agente publicitaria que desea abrir su propio restaurante. Una noche, la pareja llega a su casa de Manhattan y entablan conversación por primera vez con sus vecinos, una anciana pareja compuesta por Paul (Jerry Adler) y Lillian House (Lynn Cohen). Tras pasar una pequeña velada junto a ellos, los Lipton regresan a su apartamento. Al día siguiente descubren que Lillian House, su recién conocida vecina, ha muerto en su casa debido a un fulminante infarto. Aunque todas las pistas parecen indicar que la señora House ha muerto por causas naturales, Carol Lipton descubre numerosas pistas que incriminan a su vecino y que apuntan a que ha sido él la persona que ha asesinado a su propia esposa. La pareja empezará a indagar las razones de la supuesta muerte de la señora House a manos de su marido, ayudados por dos viejos amigos de la pareja, Ted (Alan Alda), un escritor amigo de Carol, y Marcia Fox (Anjelica Houston), una escritora por la que Larry siente verdadera devoción.

Con semejante panorama y teniendo la imaginación de Woody Allen como hilo conductor, es de esperar que nos encontremos ante una verdadera obra maestra. La comedia y el misterio se palpan en cada una de las escenas del guión, haciendo que su lectura sea una auténtica delicia fácilmente devorable.
 

 

 

 

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